DÍA 29 Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan
Reflexión “De su corazón, es decir, del núcleo más intimo de su ser, brota ese celo por la salvación del hombre que lo impulsa a subir, como manso cordero, al monte del Calvario, a extender sus brazos en la cruz y a Var su vida como rescate por muchos" (Mc 10,45).
En el Corazón de Cristo podemos, por tonto, colocar nuestra esperanza. Ese Corazón dice la invocación es salvación "para los que esperan en El". El Señor mismo que, la víspera de su pasión, pidió a los Apóstoles que tuvieran confianza en El - "No se turbe vuestro corazón.
Creéis en Dios; creed también en mi"(Jn 14,1) - hoy nos pide a nosotros que confiemos plenamente en El: nos lo pide porque nos ama; porque, para nuestra salvación, tiene su Corazón traspasado y sus pies y manos perforados.
Quien confía en Cristo y cree en el poder de su amor renueva en sí la experiencia de María Magdalena, como nos la presenta la liturgia pascual: "Cristo, esperanza mía, ha resucitado" (Domingo de Pascua, Secuencia).
¡Refugiémonos, por consiguiente, en el Corazón de Cristo! El nos ofrece una Palabra que no pasa (Mt 24,25), un amor que no desfallece, una amistad que no se resquebraja, una presencia que no cesa (Mt 28,20).”
Propósito: Hacer una hora de Adoración Eucarística en preparación para la consagración de mañana.
Jaculatoria: VOLUNTAD del Corazón de Jesús, disponed de mi.