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Dios bendiga nuestros matrimonios y familias.
Día 31: El Amor y el Matrimonio.
El hombre dejará a su padre y a su madre
y se unirá a su mujer,
y serán una sola carne.
(Génesis 2:24)
Este versículo es el proyecto original de Dios
para el funcionamiento correcto del matrimonio.
Supone una separación y un tejido de unión.
Reconfigura las relaciones existentes mientras
establece una completamente nueva.
El matrimonio cambia todo.
Por eso, las parejas que no toman en serio e
ste mensaje de "partida" y "apego"
cosecharán las consecuencias más adelante,
cuando les sea mucho más difícil reparar
los problemas sin herir a alguien.
"Partir" significa que rompes un vínculo natural.
Tus padres pasan a cumplir la función
de consejeros a quienes hay que respetar,
pero ya no pueden decirte qué hacer.
A veces, la dificultad para ponerlo en práctica
viene de la fuente original.
Quizá, un padre no esté preparado para
soltarte de su control y sus expectativas.
Ya sea con una dependencia poco saludable
o con luchas interiores por el nido vacío,
los padres no siempre asumen su parte
de la responsabilidad.
En estos casos, el hijo adulto debe tomar
la valiente decisión de "partir" por su cuenta.
Y demasiadas veces, esta separación no se hace bien.
¿Tienes problemas sin resolver con tu cónyuge
por no cortar el cordón?
¿Alguno de sus padres sigue creando problemas
en tu hogar, quizá sin siquiera saberlo?
¿Qué debe suceder para frenar esto antes
de que cree una división demasiado grande
en tu matrimonio?
La unidad es una característica del matrimonio
que debe protegerse a toda costa.
Por supuesto el propósito de la "partida"
no es abandonar todo contacto con el pasado,
sino preservar la unidad única para la cual
está diseñado el matrimonio.
Solo en unidad puedes transformarte
en todo lo que Dios quiere que seas.
Si estás demasiado unido a tus padres,
la identidad singular de tu matrimonio no podrá florecer.
Siempre permanecerás frenado y una raíz
de división brotará continuamente en tu relación.
Esto no se acabará a menos que hagas
algo al respecto; porque sin la "partida"
no puedes lograr el "apego" que necesitas,
la unión de los corazones, imprescindible para
experimentar la unidad.
"Apego" lleva la idea de buscar y atrapar a alguien,
y aferrarse a esa persona como tu nueva roca
de refugio y seguridad.
Este hombre es ahora el líder espiritual
de tu nuevo hogar,
y tiene la responsabilidad de amarte
"así como Cristo amó a la iglesia
y se dio a sí mismo por ella"
(Efesios 5-25)
Esta mujer está ahora unida a ti,
llamada a respetar a su marido
(Efesios 5:33).
Como resultado de este proceso esencial,
ahora son libres para transformarse
en lo que Dios quiso cuando los declaró
"una sola carne".
Pueden lograr la unidad en sus decisiones,
aún cuando comiencen con puntos de vista opuestos.
Pueden lograr la unidad en sus prioridades,
aunque vengan de trasfondos que no podrían
ser más distintos.
Pueden lograr la unidad en el afecto sexual mutuo,
aunque uno de ustedes o los dos tengan
recuerdos de impureza de su pasado prematrimonial.
La decisión de Dios de transformarlos
en "una sola carne" en el matrimonio puede lograr
que todo sea posible.
Si las cosas no funcionan así en tu matrimonio
en este momento, por desgracia,
te encuentras dentro de la mayoría.
Es común que las parejas de toda clase
(incluso las cristianas) ignoren el diseño de Dios
para el matrimonio, pensando que saben más que Él.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre,
y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Génesis 2:24
Quizá haya parecido agradable
y noble cuando dijeron sus votos en la boda.
Sin embargo, es un principio fundamental
que tenemos que poner en práctica y vivir de acuerdo a él...
parece demasiado difícil verdad?
A pesar de esto, debes hacer cualquier sacrificio
para reclamar justamente esto.
Es difícil (sumamente difícil) cuando la búsqueda
de la unidad es principalmente unilateral.
Quizá, a tu cónyuge no le interese para nada
recapturar la unidad que tenían al principio.
Aunque sí haya algún deseo de su parte,
tal vez todavía existan problemas entre ustedes
que ni se acercan a una resolución.
No obstante, si mantienes una pasión por la
unidad presente en tu mente y tu corazón,
con el tiempo, la relación comenzará a
reflejar el diseño ineludible de
"una sola carne" que está impreso en su ADN.
No es necesario que lo busques.
Ya está allí, pero debes ponerlo en práctica,
o no podrás esperar otra cosa que la desunión.
Parte. Apégate. Y atrévete a caminar en unidad.
El desafío de hoy:
¿Todavía hay alguna área en la que no hayas
sido lo suficientemente valiente como para "partir"?
Confiésala a tu cónyuge hoy mismo y decide solucionarla.
La unidad de tu matrimonio depende de eso.
Luego, comprométete con tu cónyuge y con Dios
a transformar tu matrimonio en la prioridad
sobre toda otra relación humana.
¿Te ha resultado difícil lidiar con esta situación?
¿Cómo ha afectado tu relación?
Si el peor infractor en esta área es tu cónyuge
(con tus suegros),
¿cómo puedes lograr con amor una situación mejor?
Que todos sean uno.
Como tú, oh Padre,
estás en mí y yo en ti.
(Juan 17:21)