Puedes hacer el reto escuchándolo x youtube (reproduciendo el video) o puedes saltártelo para ahorrar datos y leerlo el día completo en la parte de abajo.
Dios bendiga nuestros matrimonios y familias.
Día 37: El Amor se pone de acuerdo en oración.
Si dos de vosotros se ponen de acuerdo
sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra,
les será hecho por mi Padre.
(Mateo 18:19)
Si alguien te dijera que al cambiar una sola
cosa en tu matrimonio podrías garantizar
casi con toda seguridad una mejora significativa
en la vida con tu cónyuge, al menos querrías
saber de qué se trata. Y en el caso de muchas
parejas piadosas, esa "única cosa" es la
práctica diaria de la oración juntos.
Para una persona que tiende a quitarle importancia
a las cuestiones espirituales, esto parece
bastante ridículo. Y si le dijeran que la
oración en conjunto es un ingrediente clave
para la longevidad matrimonial y que realza
la intimidad sexual, pensaría que exageraron demasiado.
Sin embargo, la unidad que crece entre un
hombre y una mujer que oran juntos en
forma regular, forma una conexión intensa
y poderosa. Dentro del santuario del matrimonio,
orar juntos puede hacer maravillas en todas
las áreas de la relación.
Cuando se unieron como esposo y esposa,
Dios les dio un regalo de bodas:
un compañero de oración para toda la vida.
Cuando necesitas sabiduría para determinada
decisión, tú y tu compañero de oración
pueden buscar juntos a Dios para encontrar la respuesta.
Cuando luchas con tus propios temores e
inseguridades, tu compañero de oración
puede tomarte de la mano e interceder por ti.
Cuando no se llevan bien con tu cónyuge y
no pueden superar una discusión o un escollo
en particular, pueden tomarse un descanso,
dejar las armas y entrar en oración de emergencia
Esto debería transformarse en tu reflejo automático
cuando no sabes qué más hacer.
Es difícil permanecer enojado con alguien
con quien estás orando.
Es difícil no retroceder cuando escuchas a tu
cónyuge clamar a Dios humillado y rogarle
misericordia en medio de la acalorada crisis
entre ustedes.
En oración, dos personas recuerdan que
Dios las ha transformado en una.
Y con la unidad que trae su presencia,
la discordia se transforma en belleza.
Orar por tu cónyuge hace que tu corazón
se interese más por él. Sin embargo, lo
más importante es que a Dios le agrada verlos
humillarse y buscar su rostro juntos.
Sus bendiciones se derraman sobre ustedes
cuando se ponen de acuerdo en oración.
La palabra que Jesús usó cuando habló
sobre "ponerse de acuerdo" en oración lleva
la idea de una sinfonía armónica.
Dos notas separadas que se tocan una a la vez
suenan distintas; son opuestas.
Y si las tocas al mismo tiempo (de acuerdo),
pueden crear una sensación agradable de armonía.
Juntas, proporcionan un sonido más pleno
y completo que si suenan en forma independiente.
Ponerse de acuerdo en oración es así...
aun en medio del desacuerdo.
Vuelve a colocarlos a los dos en su verdadero centro.
Les proporciona un área de consenso,
cara a cara frente al Padre.
Restaura la armonía en medio de la discusión.
La iglesia (la cual, en las Escrituras,
tiene una connotación matrimonial con Cristo)
a veces puede ser un lugar en donde reine el conflicto.
La discordia que suele generarse por distintas
razones puede descarrilar a la iglesia de su misión
y perturbar el libre flujo de adoración y unidad.
A veces, los líderes piadosos se dan cuenta
de lo que sucede, les ponen fin a las discusiones
y llaman al pueblo de Dios a la oración.
En lugar de continuar la discordia y permitir
que haya más sentimientos heridos, buscan la
unidad al volver sus corazones hacia Dios
y pedirle ayuda. Lo mismo sucede en nuestros
hogares cuando interviene la oración,
aun en los momentos culminantes del desacuerdo.
La oración detiene la hemorragia; acalla las
voces fuertes; hace que te detengas y
comprendas en la presencia de quién estás.
Sin embargo, la oración hace mucho más
que detener peleas. Es un privilegio para disfrutarlo
en forma constante, a diario.
Cuando sepas que antes de ir a dormir te
espera un tiempo de oración, cambiará la
manera en que pasas la velada.
Aunque sus oraciones juntos en general sean
cortas y concisas, tu día podrá girar alrededor
de esta cita permanente y hacer que Dios se
mantenga en el medio de todo.
Es cierto, comenzar un hábito como este
puede parecer difícil e incómodo.
Cualquier cosa de esta envergadura te abrumará
con su peso y su responsabilidad cuando
intentes ponerla en práctica; pero recuerda que
Dios desea que estés con Él (en verdad, te invita)
y te hará crecer a medida que lo tomes en serio
y dejes atrás los momentos en los que no
sabes qué decir. Recordarás este hilo en común
que atravesó todo, desde los días comunes
y corrientes hasta las decisiones importantes,
y estarás sumamente agradecido por esta
"única cosa" que cambió todo.
Es un área en donde es fundamental que estés
de acuerdo para ponerte de acuerdo.
El desafío de hoy:
Pregúntale a tu cónyuge si pueden comenzar
a orar juntos. Decidan cuál es el mejor
momento para hacerlo, ya sea por la mañana,
a la hora de almorzar o antes de irse a dormir.
Usen este tiempo para confiarle al Señor las inquietudes,
los desacuerdos y las necesidades.
No olviden darle gracias por su provisión y sus bendiciones.
Aun si tu cónyuge se niega a hacerlo,
decide pasar este momento diario en oración a solas.
¿Qué puedes hacer para que tu cónyuge esté dispuesto a comenzar a orar contigo?
Si se pusieron de acuerdo para orar, ¿cómo resultó?
¿Qué aprendieron de esta experiencia?
Mi oración llega ante ti por la mañana.
(Salmo 88:13)