top of page

Puedes hacer el reto escuchándolo x youtube (reproduciendo el video) o puedes saltártelo para ahorrar datos y leerlo el día completo en la parte de abajo.

Dios bendiga nuestros matrimonios y familias.

Desafio del Amor - Dia 4

DÍA 4: EL AMOR ES REFLEXIVO Y CONSIDERADO 
 
¡Cuán preciosos también son para mí [...]

tus pensamientos!

¡Cuán inmensa es la suma de ellos!

Si los contara,

serían más que la arena.

(Salmo 139:17-18) 
 
El amor piensa.

No es un sentimiento mecánico que fluye

en oleadas de sentimientos y se duerme mentalmente.

Mantiene la mente ocupada

al saber que los pensamientos amorosos

anteceden a las acciones amorosas.

Cuando apenas te enamoraste,

te resultaba bastante natural ser reflexivo.

Pasabas horas soñando con tu ser amado,

te preguntabas qué estaría haciendo,

ensayabas cosas admirables para decir

y luego disfrutabas los dulces recuerdos

de los momentos que pasaban juntos.

Confesabas con sinceridad:

“No puedo dejar de pensar en ti”.

En la mayoría de las parejas,

las cosas comienzan a cambiar luego de casarse.

La esposa al fin tiene a su hombre;

el esposo tiene su trofeo.

Las chispas del romance se consumen

hasta transformarse en brasas grisáceas,

y la motivación para la reflexión se enfría.

Poco a poco, tu atención se vuelca a tu trabajo,

a tus amigos, a tus problemas,

a tus deseos personales, a ti mismo.

Luego de un tiempo, comienzas a ignorar

las necesidades de tu pareja sin darte cuenta.

 

El matrimonio ha añadido otra persona a tu universo.

Si no aprendes a ser reflexivo,

al final lamentas las oportunidades que pierdes

de demostrar amor.

 

La falta de consideración es un enemigo silencioso

para una relación amorosa.

Seamos sinceros.

Los hombres luchan la consideración más que las mujeres.

Un hombre puede concentrarse como un láser

en una cosa y olvidarse del resto del mundo.

Aunque esto puede ser beneficioso por un lado,

también puede hacer que pase por alto

otras cuestiones que necesitan su atención.

 

Por otro lado, la mujer puede prestar atención

a varios asuntos y estar pendiente en forma increíble

de distintos factores a la vez.

Puede hablar por teléfono, cocinar,

saber en dónde se encuentran los hijos en la casa

y preguntarse por qué su esposo no la ayuda...

todo al mismo tiempo.

Además, es consciente de todas las personas

conectadas con esa tarea.

Estas dos tendencias son ejemplos de cómo Dios

diseñó a la mujer para que completara al hombre.

 

Dijo Dios en la creación:

“No es bueno que el hombre esté solo;

le haré una ayuda idónea”

(Génesis 2:18).

 

Sin embargo, estas diferencias también

crean oportunidades para los malentendidos.

Por ejemplo, los hombres tienden a pensar

en forma de titulares y a decir exactamente

lo que quieren decir.

No se necesita demasiado para comprender el mensaje.

 

Sus palabras son más literales y no

habría que analizarlas demasiado;

pero las mujeres piensan y hablan entre líneas.

Tienden a insinuar. A menudo, los hombres

deben escuchar lo que está implícito para

comprender todo el mensaje.

 

Si una pareja no entiende estas diferencias,

las consecuencias pueden ser desacuerdos interminables.

Él se siente frustrado y se pregunta

por qué su esposa habla con acertijos

en vez de decir algo en forma directa.

Ella se siente frustrada y se pregunta

por qué su esposo es tan desconsiderado y no ata cabos

para comprender las cosas.

 

La mujer anhela profundamente que su esposo

sea considerado y reflexivo.

Esto es clave para ayudarla a que se sienta amada.

Cuando ella habla,

el hombre sabio escuchará como un detective

para descubrir las necesidades

y los deseos tácitos que insinúan sus palabras.

Sin embargo, si ella siempre tiene que decirle

cómo son las cosas,

se pierde la oportunidad de que el esposo

demuestre que la ama.

Esto también explica por qué las mujeres se enojan

con sus esposos sin decirles por qué.

Ella piensa: “No debería tener que explicarle todo.

Tendría que poder mirar la situación y darse cuenta

de lo que sucede”.

Al mismo tiempo, él sufre porque no puede

leerle la mente a su esposa y se pregunta

por qué se lo castiga por un crimen que ignoraba haber cometido.

 

El amor exige consideración (de las dos partes);

la clase de consideración que construye puentes

con la combinación constructiva de la paciencia,

la amabilidad y el desinterés.

 

El amor te enseña a llegar a un acuerdo,

a respetar y valorar la manera única

en la que piensa tu cónyuge.

El esposo debería escuchar a su esposa

y aprender a considerar sus mensajes tácitos.

La esposa debería aprender a comunicarse

con sinceridad y no decir una cosa cuando

en realidad quiere decir otra.

Sin embargo, muchas veces te enojas y te frustras,

y sigues el patrón destructivo de “preparen, apunten, ¡fuego!”.

En el momento, hablas con dureza; y más tarde,

decides si deberías haberlo dicho.

Por el contrario, la naturaleza reflexiva del amor,

te enseña a usar la mente antes de usar la boca,

El amor piensa antes de hablar.

Filtra las palabras a través de una rejilla de verdad y bondad.

 

¿Cuándo fue la última vez que pasaste

algunos minutos pensando sobre cómo podrías comprender

mejor a tu cónyuge y demostrarle amor?

¿Qué necesidad inmediata podrías satisfacer?

¿Para qué acontecimiento próximo

(aniversario, cumpleaños, día festivo) podrías prepararte?

Los grandes matrimonios surgen de la reflexión profunda. 
 

El desafío de hoy:

Ponte en contacto con tu cónyuge en algún momento del día.

Sin ninguna otra intención, pregúntale cómo está

y si puedes hacer algo por él. 
 
¿Qué aprendiste de ti mismo o de tu cónyuge al hacer esto hoy?

¿Cómo podría transformarse en una parte más natural, rutinaria y sumamente útil de tu estilo de vida? 

Doy gracias a mi Dios

siempre que me acuerdo de vosotros.

(Filipenses 3) 

bottom of page