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TERCER DÍA  

A cada intención respondemos:
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor
Por los bebés no deseados, sus madres y padres.
Por los niños abandonados.
Por los que sufren.
Por las intenciones particulares con que rezamos esta novena: Ave María...

ROSARIO
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto penitencial:
Por las veces que no hemos valorado el don de la vida que recibimos.   Señor, ten piedad.  Por las veces que no hemos visto la vida de nuestros prójimos, como un don de Dios. Cristo, ten piedad.  Por las veces que hemos olvidado de adorar a Dios, autor de la vida. Señor, ten piedad 

En el Primer Misterio
Contemplamos el anuncio del Arcángel Gabriel a la Virgen Santísima y la concepción del Hijo de Dios en el seno purísimo de María.  Texto bíblico inspirador No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús... Dijo María: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lucas 1, 30-31 y 38). 

Petición:
Nos unimos con nuestro espíritu, nuestra mente y todo nuestro ser a ese momento tan sagrado de la encarnación, y en la fe también nosotros nos volvemos pequeños y nos refugiamos en el seno purísimo de la Virgen, pidiéndole a Jesús y a María que nos colmen de amor; y que, con el poder del Espíritu Santo, renueven el momento en que fuimos concebidos.
Padre Nuestro... 

1. Te pedimos, Señor Jesús, que tu sangre lave y purifique el instante de nuestra concepción de cualquier perturbación que hayamos recibido en ese momento.
Dios te salve, María... 
2. Te entregamos, Virgen   María, el   temor   que   pudo   haber   sentido nuestra madre al intuir que estaba embarazada. Dios te salve, María... 
3. Libéranos, Padre Dios, de   cualquier   desorden   o   concupiscencia recibidos en el vientre materno.
Dios te salve, María... 
4. Cólmanos, Espíritu Santo, de tu amor, supliendo el afecto que pudo haber faltado en el momento de la concepción. Dios te salve, María... 
5. Libera, Jesús, nuestros corazones de toda falta de conciencia que pudo haber venido de nuestros padres cuando ellos eran instrumentos tuyos para darnos la vida.
Dios te salve, María...
6. Sana, Padre Amado, toda herida de rechazo que hayamos podido recibir hacia nuestra existencia.
Dios te salve, María... 
7. Libera, Jesús, a esa criatura de cualquier herida producida por la idea errónea que pudieron tener sus padres de que llegó por accidente.
Dios te salve, María... 
8. Apacigua y sana, Espíritu de Dios, el corazón de esa pequeña criatura herida, que aún habita en nosotros, por cualquier pensamiento que haya percibido de rechazo a su existencia.
Dios te salve, María… 
9. Ponemos en tus manos, Virgen Santa, a ese niño, cuya madre hacía todo lo posible para ignorar su existencia y le negaba la atención que requería desde el momento mismo de la concepción.
Dios te salve, María... 
10. Te pedimos, Señor, que le regales a este(a) hijo(a), que en estos momentos está en tu presencia, una nueva concepción.
Dios te salve, María... 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...  

Jaculatoria:
Por el poder de tu encarnación, bendícenos y sánanos, Señor. 

En el Segundo Misterio
Contemplamos a la Virgen María que, embarazada de Jesús, se pone encamino con prontitud, para visitar a su pariente Santa Isabel, quien también está esperando a un niño. 

Texto bíblico inspirador
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá (Lucas 1, 39)  Petición: Virgen peregrina, nos unimos, con nuestro espíritu, nuestra mente y todo nuestro ser, a ese momento en que te pusiste en camino para visitar a tu pariente Isabel.

Te entregamos, en este misterio, los tres primeros meses de nuestras vidas en el vientre materno para que sean renovados por tu amor maternal; y te pedimos que recibas todo lo que pudo haberse producido en nosotros por experiencias maternas de viajes, trabajo excesivo, cansancio o búsquedas incesantes.
Padre Nuestro... 

1. Te   pedimos, Señor Jesús, por esa criatura   que   de   algún   modo experimentó que sus padres querían programar su sexo. Con tu sangre, sánala de cualquier consecuencia negativa.
Dios te salve, María... 
2. Te entregamos, Virgen María, el enojo que recibimos en el vientre materno y que pudo haberse instalado en nuestras almas.
Dios te salve, María...  3.Libéranos, Jesús, de cualquier circunstancia que nos llevó a realizar una elección inconsciente de querer vivir con nuestras solas fuerzas.
Dios te salve, María... 
4. Cólmanos, Espíritu Santo, de la aceptación que necesitamos en estos meses   de desarrollo   en   el   vientre   materno, para   tener   una   vida emocionalmente sana.
Dios te salve, María... 
5. Libéranos, Padre Dios, de cualquier situación que nos llevó a realizar una elección inconsciente de muerte.
Dios te salve, María... 
6. Jesús, tú sabes en qué momento exacto nuestro corazón comenzó a latir. Pon Señor, en ese órgano que se desarrolla, toda la ternura paterna que faltó. Dios te salve, María... 
7. Libera Jesús, a esa criatura de todo aquello que percibió como una agresión hacia su vida y sánala de toda forma de rebeldía. Libérala de los efectos del tabaco, el alcohol u otras sustancias que la afectaron en el seno materno.
Dios te salve, María... 
8. Apacigua y sana, Espíritu Santo, todo temor y toca el refugio que él mismo se ha creado para no dar, ni recibir amor. Abre su corazón para que reciba y comparta la vida en abundancia.
Dios te salve, María... 
9. Ponemos en tus manos, Virgen Santa, a ese niño que habita aún en nuestro interior, llénalo con tu delicadeza y ternura, concediéndole, con tu maternal bendición, todo lo que ese bebé no recibió de su madre.
Dios te salve, María...
10. Te pedimos, Señor, que nos sanes de cualquier enfermedad congénita, recibida durante esta etapa de nuestro desarrollo.
Dios te salve, María... 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo... 

Jaculatoria:
Por el poder de tu encarnación, bendícenos y sánanos, Señor. 

En el Tercer Misterio
Contemplamos el momento en que la Virgen María y Santa Isabel se encuentran, y la comunicación que existe entre los niños que ellas llevan en sus vientres.  Texto bíblico inspirador María entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!... Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno" (Lucas 1, 40-44). 

Petición:
Nuestra Señora del Encuentro, nos unimos, con nuestro espíritu, nuestra mente y todo nuestro ser, a ese momento en que te encontraste con tu pariente Isabel.  Te entregamos, en este misterio, todos los encuentros que tuvo nuestra madre con diferentes personas durante el tiempo de nuestra gestación.  Particularmente, ponemos en tus manos lo recibido desde el cuarto al sexto mes de vida en el vientre materno. 

Que todo lo plasmado en nosotros, durante ese tiempo, sea bendecido por tu amor maternal.  Te pedimos que fluya hacia nosotros la alegría que experimentaron Jesús y Juan Bautista, cuando, aún no nacidos, este último saltó de gozo en el vientre de Isabel, en el momento en que tú y ella se encontraron.
Padre Nuestro... 

1. Te pedimos, Señor Jesús, por esa criatura, a fin de que la sanes de la tristeza y el sentimiento de abandono que recibió de su madre, pues, tal vez, tenía una comunicación defectuosa con su esposo, o éste la dejaba a menudo sola o estaba de viaje.
Dios te salve, María... 
2. Te entregamos, Virgen María, el enojo que surgió en el vientre materno, pues, tal vez, recibimos de nuestra madre alguna forma de agresión como ingestión de alcohol, tabaco o drogas; quizás ella sintió vergüenza de esperar un bebe, usó fajas apretadas para disimular el embarazo, se enojaba con frecuencia o tenía peleas; tal vez, sufrió alguna forma de violencia, críticas o calumnias.
Dios te salve, María... 
3. Libéranos, Jesús, de la tristeza, la cual pudo haber tenido como origen que   nuestra mamá sufriese   alguna   caída   o accidente, que tuviese   que realizar algún viaje no deseado o mudanza; que sufriera alguna forma de opresión, muerte de un ser querido, peligro de aborto, enfermedad, o vergüenza.
Dios te salve, María... 
4. Cólmanos, Espíritu Santo, de los suaves susurros de tu amor y toca nuestra memoria auditiva de todo grito, violencia, discusión y ruidos estridentes que pudieron habernos afectado.
Dios te salve, María... 
5. Señor Jesús, sana nuestra memoria auditiva de cualquier frase o conversación que se haya dicho en contra de nuestra existencia o que, de algún modo, nos haya influido negativamente. Dios te salve, María... 
6. Libéranos, Padre Dios, de los efectos producidos por el rechazo que pudimos haber recibido de nuestros abuelos paternos o maternos y sánanos de la inseguridad en medio de la cual nos desarrollamos.
Dios te salve, María... 
7. Libéranos, Jesús, de toda perturbación recibida en esos meses de gestación. Ponemos, entre tus manos, nuestro sistema nervioso. Armoniza todo lo que sea desequilibrio y llénanos con tu ternura y tu misericordia.
Dios te salve, María... 
8. Apacigua   y   sana   Espíritu   Santo, todo   temor   producido   por   los estudios   médicos   que   se   realizó   nuestra   madre  y  cualquier   forma  de agresión  que   hayamos   sentido, a   causa   de  las  relaciones  sexuales  de nuestros padres. Danos la gracia de aceptarnos a nosotros mismos y de aceptar la propia masculinidad o feminidad.
Dios te salve, María... 
9. Ponemos   en   tus   manos, Virgen   Santa, los   acontecimientos   que suscitaron, en esa criatura, el disgusto y el rechazo por la vida. Libérala de todo deseo de encerrarse en sí misma y del origen de toda forma de egoísmo, falta de entrega y generosidad.
Dios te salve, María... 
10. Te pedimos, Señor, que nos sanes de cualquier enfermedad congénita que    pudo haber afectado nuestro sistema circulatorio, los órganos respiratorios, y  cualquier otra parte de nuestro cuerpo.
Te pedimos que sanes   cualquier   debilidad física recibida en la vida intrauterina.
Dios te salve, María... 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo... 

Jaculatoria: Por el poder de tu encarnación, bendícenos y sánanos, Señor. 

En el Cuarto Misterio
Contemplamos el camino que recorrieron José y María embarazada en su noveno mes; y su llegada al pueblo de Belén. 

Texto bíblico inspirador
En   aquella   época   apareció   un   decreto   del   emperador   Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo... Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada (Lucas 2, 1-5). 

Petición:
Nuestra Señora del Camino, ponemos, entre tus manos, desde los meses sexto al noveno de lo que fue nuestra vida intrauterina y todo lo recibido durante ese tiempo.   Sana todo sentimiento de querer pedir perdón por existir y pon, en nosotros, el deseo de tener vida en abundancia.  Te presentamos también, en este misterio, a aquellas personas que tuvieron un nacimiento prematuro.
Padre Nuestro... 

1. Te pedimos, Señor Jesús, a fin de que restaures en nosotros la imagen paterna y materna. Corta cualquier atadura que se haya podido producir por  la  muerte  de   algún ser querido, lo cual   pudo   haber perturbado y causado dolor a nuestra madre y que hoy nos impide a nosotros aceptar la vida con esperanza y alegría.
Dios te salve, María... 
2. Te entregamos, Virgen María, el enojo y toda rebelión que surgió en el vientre materno, pues, tal vez, recibimos el mensaje de que estábamos de más y comenzamos a sentirnos de sobra.
Dios te salve, María... 
3. Toca, Jesús, a ese adulto que, cuando estuvo en el vientre materno, recibió mucho dolor, ya sea porque su madre estuvo enferma o sufrió un accidente, o porque protagonizó una pelea conyugal, o porque su mamá descubrió una infidelidad. Sana el rechazo a comprometerse en el futuro.
Dios te salve, María...
4. Cólmanos, Espíritu Santo, del deseo de un nuevo nacimiento y de tener vida en abundancia, liberándonos de la rebeldía y de la angustia por el miedo de no cumplir el rol que nuestros padres esperaban de nosotros.  Toca el miedo o el rechazo a nacer que padecimos y sana cualquier herida social o de pobreza que hayamos recibido.
Dios te salve, María... 
5. Señor Jesús, sana nuestra memoria y el registro negativo que en ella pudo haber quedado por las heridas de emigración, de exilio, de humillación o de rechazo que sufrió nuestra madre.
Dios te salve, María... 
6.Colocamos, Padre Dios, delante de ti, nuestra memoria afectiva, auditiva, gustativa y táctil para que la sanes de cualquier agresión, venida desde el exterior del santuario del vientre materno.
Dios te salve, María... 
7. Libéranos, Jesús, de toda perturbación recibida en esos meses de gestación. Toca los mecanismos de defensa que nos hayamos construido para rechazar el amor y las bendiciones que tú quieres concedernos.
Dios te salve, María... 
8. Ponemos delante de ti, Espíritu Santo, nuestro esqueleto, músculos y articulaciones que se fueron formando en el seno materno. Fortifícalos y sánalos   de   cualquier   debilidad   o   mala   formación. Pon, en nuestros corazones, la gracia de la aceptación serena de cualquier limitación física congénita.
Dios te salve, María... 
9. Ponemos en tus manos, Virgen Santa, a esta criatura que nació prematuramente y sin el peso requerido. Tú, que conoces la causa por la cual pudo expulsarse del seno materno, pídele al Espíritu Santo, a fin de que agregue los meses que faltaron.
Dios te salve, María... 
10. Te pedimos, Señor, que toques a quienes fueron niños prematuros y que sanes la herida de abandono, la falta de ternura, y el no haber sido alimentados con leche materna, si debieron permanecer en la incubadora. Pon, en su corazón, un perdón por el miedo y la aprehensión materna.
Dios te, salve, María... 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo... 

Jaculatoria: Por el poder de tu encarnación, bendícenos y sánanos, Señor.

En el Quinto Misterio
Contemplamos el nacimiento de Jesús que nos es ofrecido en adoración por José y María.  Texto bíblico inspirador Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó   en   un   pesebre, porque   no   había   lugar   para   ellos   en   el albergue. Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre (Lucas 2, 6-7 y 16). 

Petición:
Nuestra   Señora   del   Nuevo Nacimiento, ponemos   en   tus   manos   el momento de nacer, el viaje que recorrimos por el canal uterino, las manos que nos recibieron y las primeras horas posteriores al alumbramiento. Sana cualquier perturbación, miedo o efecto negativo producido durante esos momentos.
Padre Nuestro... 

1. Te pedimos, Señor Jesús, a fin de que restaures en nosotros la autoestima y sanes nuestra identidad, si es que nuestros padres esperaban una criatura de otro   sexo y, en el   momento de nacer ellos nos transmitieron su decepción.
Dios te salve, María... 
2. Te entregamos, Virgen María, a ese niño que sufrió al nacer, a causa de un canal   uterino   demasiado   estrecho en el cual se sintió como aprisionado y ahogado. Sana los efectos que esto sigue produciendo aún hoy en su vida. Dios te salve, María... 
3. Toca, Jesús, a esos niños que se sintieron agredidos por haber nacido con el cordón umbilical alrededor de su cuello o que tragaron líquido amniótico. Sánalos del enojo hacia la imagen materna y femenina.
Dios te salve, María... 
4.Cólmanos, Espíritu Santo, del deseo de un nuevo nacimiento y, si nacimos por fórceps o ventosas, toca nuestra memoria táctil y nuestra cabeza; sana también la angustia y la desconfianza que pudo haber dejado en nosotros y toca cualquier limitación que nos haya producido ese nacimiento.
Dios te salve, María... 
5. Señor Jesús, sana el vacío de ternura inicial, porque quizá nuestra mamá, agotada por el trabajo de parto, no pudo tomarnos entre sus brazos, y entonces fuimos puestos en una incubadora.
Dios te salve, María... 
6. Colocamos, Padre Dios, delante de ti, a ese niño que nació de nalgas, toca la angustia visceral, la rebeldía, la timidez, los signos de asfixia y la agresión que sintió en el momento del parto, y libéralo de los efectos que, aún hoy, influyen en su vida...
Dios te salve, María... 
7. Derrama, Señor, tu amor y tu calor en ese niño que se asustó por los ruidos estridentes, por las luces intensas, por el frío del lugar y por las manos extrañas que lo recibieron. Libéranos, Jesús, de cualquier miedo, emoción negativa o enfermedad que arrastramos desde el momento de nuestro nacimiento.
Dios te salve, María... 
8. Ponemos, delante   de   ti, Espíritu   Santo, la   agresión   de   las inyecciones   o   cualquier forma de manipulación que apuraron su nacimiento. Libera de las secuelas y ataduras de toda adicción en aquellos niños que recibieron la influencia de la anestesia.
Dios te salve, María... 
9. Ponemos, en tus manos, Virgen Santa, a esta criatura que nació por cesárea. Sánala, Señor, si, al no tener que esforzarse por nacer, hoy tiene una tendencia a la pereza o se decepciona fácilmente ante las dificultades u obstáculos.
Dios te salve, María... 
10. Te pedimos, Señor, que toques a esos niños que perdieron a su madre en el momento del parto, libéralos de la culpabilidad y de la continua sensación de pérdida y vacío. Sana también de cualquier herida a aquellos niños que fueron dados en adopción.
Dios te salve, María... 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo... 

Jaculatoria:
Por el poder de tu nacimiento, bendícenos y sánanos, Señor. 

Oración
Espíritu Santo, llénanos de la gracia de la resurrección, para que podamos ser una nueva criatura. Abre nuestros corazones para saber recibir y dar amor. Armoniza con tu amor nuestro espíritu, alma y cuerpo, reubicando correctamente nuestras emociones, sensaciones, y sexualidad.

Llena cualquier vacío de ternura paterna o materna que podamos aún tener.  Danos la gracia de elegir la vida y de amarla. Abre nuestro ser a la alegría y a la recepción del otro. Danos un corazón que perdone con facilidad, y el deseo de desprendernos de las frustraciones y los deseos de venganza. Abre nuestros corazones al amor paterno de Dios y a la simplicidad de aceptar la propia vida tal como es.  

Espíritu Santo, que tu gracia abundante se derrame en nuestros corazones y que aceptemos, en la vida, nuestro lugar de criaturas Que sepamos reconocer los beneficios que continuamente recibimos de ti, nuestro Creador. Amén.

Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado (Sabiduría 11, 24).  


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LETANÍAS A JESÚS EN EL VIENTRE DE MARÍA 

Primer misterio
Segundo misterio
Tercer misterio
Cuarto misterio
Quinto misterio
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