Orando por nuestros hijos — Día 3: La amabilidad
Frase inspiradora
“La amabilidad es el reflejo visible del amor en acción.”
Cita bíblica
“Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable, de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.”
(Colosenses 3,12)
Reflexión
La amabilidad no es un gesto superficial ni mera cortesía. Es un modo de vivir que nace del amor y del respeto a cada persona como hija de Dios. Una palabra suave, una sonrisa sincera o un tono paciente pueden apagar el enojo, sanar heridas y devolver la paz al hogar.
Muchos hogares se enfrían por la ausencia de pequeños gestos de ternura. La amabilidad construye puentes donde el orgullo levanta muros. Cuando los hijos ven amabilidad en sus padres, aprenden compasión y empatía; cuando ven brusquedad, responden del mismo modo.
Educar en la amabilidad exige coherencia. No basta enseñar “gracias” y “por favor”; hay que mostrar cómo respetar a quien piensa distinto, servir con alegría y pedir perdón sin orgullo. Cada acto de delicadeza es una semilla de fe en el alma de los hijos.
Jesús fue amable incluso con quienes lo ofendieron. María, su Madre, es el modelo más puro de amabilidad: firme sin dureza, prudente en el silencio, constante en la compasión. Pidamos la gracia de hablar con suavidad, escuchar con atención y corregir con dulzura. La amabilidad no es debilidad; es fuerza interior que nace del amor verdadero.
Oración
Dios mío, te doy gracias por el don de ser padre o madre. Deseo reflejar tu bondad y ternura en mi manera de educar. Ayúdame a ser tan amable como tu santa Madre, la Virgen María, que enseñó con su ejemplo la fuerza de la mansedumbre.
Ilumíname para reconocer mis faltas, especialmente cuando uso palabras duras, interrumpo o respondo con impaciencia. Enséñame a hablar con serenidad, a orientar con respeto y a enseñar con cariño lo verdaderamente importante: el camino hacia la salvación.
Virgen María, modelo de delicadeza, toma esta intención en tus manos. Enséñame a educar con ternura, sin gritos ni juicios, y a construir un hogar donde cada palabra sea reflejo de tu paz. Amén.
Reto para hoy
- Si son pequeños, cuéntales un cuento antes de dormir y termina con una breve oración juntos.
- Si son mayores, busca un momento tranquilo para hablar de algo importante para ellos; escucha sin interrumpir ni juzgar.
- Elige conscientemente un gesto de amabilidad en casa: un elogio sincero, un “gracias”, un servicio silencioso.