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TENTADA CONTRA EL MARIDO 
MI RESPUESTA

Una consulta de una buena esposa tentada contra un buen esposo… pero… ¡mudo!
(Aquí va mi respuesta a Mercedes)

-- MERCEDES -- Padre: quiero pedirle ayuda, porque de verdad no sé si estoy haciendo lo correcto o no. Usted me conoce (creo que bastante), y aunque me parece que nadie me va a entender, necesito contárselo.


-- PADRE HORACIO -- Mercedes, querida Hija en el Señor: Contesto intercalando en rojo tu consulta y lo acomodo en forma de diálogo con guiones.


-- MERCEDES -- Javier (mi esposo) no tuvo educación religiosa, es hombre de las islas del río, sencillo, trabajador, recto, honesto, creyente, noble.


-- PADRE HORACIO -- Como ya leí todo tu correo, te voy a adelantar lo que te diría al final, y creo que lo que te digo es un principio divino, revelado por Dios, que a ti, como mujer de fe, estoy seguro de que te va a iluminar de entrada para comprender todo lo que te voy a ir diciendo en diálogo contigo y tu consulta. Ese principio divino dice:

"NO ES ADÁN PARA EVA, SINO QUE EVA ES PARA ADÁN"


Adán es un zoquete amasado de barro y al que le soplan un alma en la nariz. Eva es un ser más fino, más noble, mas elaborado y complejo, más sensible y rico, a quien Dios "construye" (¡Sí, así!: construye, como se construye una familia, una casa, una ciudad, un templo). Y la construye, no ya de barro como amasó a Adán, sino de una materia humana. Ella es más digna, más compleja, más rica y superior. Pero está puesta al servicio de Adán que le es inferior. No nos asombremos. ¡Esa es la ley divina!: que lo superior y más perfecto, esté al servicio de lo inferior y menos perfecto. Así sucede con los Ángeles, que son superiores a nosotros, pero están puestos a nuestro servicio. ¡Nada raro! ¡Pura lógica! El que puede más, tiene que ser el protector del que puede menos. Los papás enseñan y protegen a los hijos. Los hermanos mayores enseñan y protegen a los más chicos.


Adán podrá defender físicamente a Eva. Pero Eva tiene que defender espiritualmente a Adán. Ya ves que Adán no supo defender espiritualmente a Eva, cuando Satanás la tentó.


-- MERCEDES -- Desde el 3er año de casados (hace ya 16 años) empezamos a participar en grupos católicos para matrimonios (en su inicio se nos formaba para planificación natural de la natalidad y formación en doctrina de la Iglesia al respecto). Creo (dudo ahora) que Javier iba sólo porque yo quería, y para darme el gusto. Cuando había que dialogar el tema en grupos para luego llevarlo al plenario, él: -"no sabe”, no contesta, así que lo hacía yo sola. ¿Él? ¡Mudo!


-- PADRE HORACIO -- Sí. Pero podía haberse negado a acompañarte y no se negó. Es decir que para él, darte gusto era ¡muy importante! y el hecho de ir a la reunión no era tan disgustante. Iba para darte el gusto, pero no a disgusto como dices a continuación:


-- MERCEDES -- Sin embargo en las reuniones se mostraba gustoso. Luego nos fueron dando "obligaciones" o responsabilidades y debimos hacernos cargo de las charlas formativas para novios que hemos asumido hasta ahora durante años. Otra vez, ahí sí se nota mucho, Javier va sólo porque a mí me gusta, porque el no siente la evangelización como algo necesario... y bueno va cuando puede, pero trato de que todo esté ordenado en la casa, la cena temprano (y todos los etcétera) para que vaya a la reunión lo mejor predispuesto posible... y cuando está allá ¡le gusta! (¿qué contradicción, no?).


-- PADRE HORACIO -- El hombre, cuando no se siente seguro en un campo, y más si es un poco tímido, (y la timidez es a veces una faceta de la humildad, que los muy desenvueltos y hasta desfachatados no conocen) le cuesta ir a una reunión, pero una vez vencida la dificultad y los temores, en el desempeño mismo de la actividad, la hacen con gusto. Así que tampoco ahora es sólo que "se muestra gustoso". Está a gusto. Le gusta, pero le cuesta. ¿Por qué le cuesta? ¡Nadie mejor que la esposa lo puede averiguar! No me lo preguntes a mí, sonsácaselo a él... que buenas artes te dará el Señor para cumplir tu ministerio de esposa y sacarle las garrapatas al alma de tu encomendado.


-- MERCEDES -- Y bueno, sucede entonces, que desde hace un tiempo me siento "más porquería", porque me pregunto: -¿qué hacemos nosotros dando charlas a los novios? ¡Si les decimos cosas hermosas que nosotros no podemos (o no queremos) vivir!”. Con Javier hablamos de muchas cosas, pero sobre Dios, la Iglesia, la muerte, etcétera, en general él es incapaz de mantener una conversación: "no sabe” dice, o simplemente no dice nada, no contesta. ¡Como mudo!


-- PADRE HORACIO -- Fíjate si su corazón dice amén. Si dice Amén, eso basta. Es casi lo único que le pide la Iglesia a los fieles que digan.


-- MERCEDES -- Siempre la educación de los hijos, pero principalmente la de las nenas me ha tocado a mí,


-- PADRE HORACIO -- ¡Y a quién le va a tocar si no, la educación de las hijas si no es a la madre que está en casa siempre, y no al padre, que es varón, se pasa media vida en su remolcador de lanchones y está mucho tiempo ausente! ¡Por favoooor! ¡Qué empujón que te pegó el demonio!


-- MERCEDES -- Si le hubiera hecho caso a un amigo que me recomendó que iniciara en los sacramentos a mis tres varones y a mis dos nenas, sólo cuando él se comprometiera más con su fe y con los apostolados, entonces estarían sin bautizar!


-- PADRE HORACIO -- ¿Pero se opuso en algún momento a que los bautizaras, te reprochó, te lo echó en cara?


-- MERCEDES -- Y le aclaro que él, siempre que viene de navegar y las temporadas que pasa en casa, va a misa todos los domingos, se confiesa dos o tres veces al año.


-- PADRE HORACIO -- ¿Y qué te parece? ¿Qué porcentaje de hombres va a misa y se confiesa dos o tres veces por año en ese católico pueblo donde vivís? ¡No creo que esté entre los peores! Y eso gracias a que es dócil a la ayuda espiritual que el Señor le asignó que eres tú, y que ahora, Satanás, quiere convertir de amiga en enemiga... Que el Señor te guarde y libre de entrar en esa tentación. Ganaría Satanás que es tu enemigo desde el principio.


-- MERCEDES -- ¿Sabe padre, que no logro entenderlo a mi esposo?


-- PADRE HORACIO -- No logras entenderlo porque la ignorante y la obtusa eres tú, que no sabes la diferencia entre un hombre y una mujer, Me refiero a la diferencia de alma, de modo de ser, de pensar, de sentir y de hablar...


-- MERCEDES -– No logro entenderlo, porque, por ejemplo, ahora nos invitaron a participar en otro movimiento para matrimonios y familia. Yo le dije que sólo entraríamos a participar de ese movimiento si él se comprometía a trabajar los temas y comentarlos entre los dos y dialogar.


-- PADRE HORACIO -- ¿¡Y por qué le pediste!? ¡Santo Cielo! ¿¡Porqué le pediste algo que sabes que tanto le cuesta que a pesar de quererte tanto y quererte dar el gusto lo intenta una y otra vez con un esfuerzo tremendo y tragándose la sensación de fracaso!?


-- MERCEDES -– Él me dijo, como siempre, que sí.


-- PADRE HORACIO-- ¿¡Y que otra cosa le puede contestar el borracho al policía que ya lo llevó tantas veces a la comisaría cuando viene otra vez más y le pregunta: “¿Me querés acompañar"?


-- MERCEDES -– Pero es que cuando llega el momento de conversar sobre el tema, si es a la noche se duerme, y si es de día, sale, da una vueltita, vuelve con un destornillador y unas tuerquitas para regular la estufa.... me deja hablando sola. Cuando se trata de hablar de un tema espinoso, algo que él sabe que no me gusta (por ejemplo) él se enfurruña, no dice nada y se va. Él me dice que no es necesario explicar las cosas ("a mí nunca nadie me explicó nada").


-- PADRE HORACIO -- ¡Porque no quiere disgustarte, y no sabe cómo hacer para conformarte! ¡Estoy seguro que si tuviera muletas y lo sacás a bailar, sale por darte el gusto y después te pide perdón por haberse caído!


-- MERCEDES -- A mí me parece que él no encuentra las palabras para expresar lo que siente o lo que piensa (de hecho es un sentimental). (¿O pensar esto es un consuelo de tonta?)


-- PADRE HORACIO -- ¡Es varón! ¡Y punto! Un tablero de Ford viejo con una lucecita y cuatro relojitos. Hecho para cultivar el jardín del paraíso y, después de la caída, abocado a laburar una tierra que por el pecado le produciría cardos y espinas, y mucha fatiga física para poner el pan sobre la mesa de su mujer y de sus hijos. Esa es la manera que tiene el varón de decirles ¡Los quiero! Con obras, con sudor, con el sacrificio de muchas cualidades que podría haber desarrollado, intelectuales, poéticas, políticas...


Así que déjate de manotear un corazón que se te confió para que lo cultivaras con amor y paciencia, sin reproches amargos, sin sobreexigencias...


-- MERCEDES -- Pero lo más feo que me pasa es que aunque lo quiero mucho, muchísimo, cuando pienso en esto me asalta el pensamiento: "Este hombre no era para vos"...


-- PADRE HORACIO -- Ahhhh! ¿ves? ¡Ahí lo tenés! ¡Ahí tenés el susurro de Satanás en tu oreja! ¿Así que el hombre que querés y que sabés que te quiere, el hombre que te dijo sí delante de Dios en el Altar y al que tú le dijiste sí delante de Dios en el Altar, y el Dios que los puso delante de Él para decirse el sí que Él mismo les había puesto a los dos en el Corazón ¡Ese Dios resulta que era un falluto ¡Dejó que sus corazones se engañaran? ¿Te engañó miserablemente? ¿No te das cuenta de quién es esa voz? ¿No te das cuenta lo que te pregunta? Pero sobre todo ¿No te das cuenta de todas las blasfemias que firmás, aceptando interiormente esa pregunta, esa duda contra el amor?


-- MERCEDES -- y recuerdo las palabras de una amiga "Pero vos lo elegiste!".


-- PADRE HORACIO -- ¡No es toda la verdad la que te dice tú amiga!. No. NO es la mujer la que elige. La mujer es elegida. Elegida por Dios, para dársela a un hijo suyo, como amiga y madre de hijos. Elegida por el hijo de Dios, a quien el Padre celestial le pone en el corazón el amor por ella. Lo que hace la mujer es reconocer al que la ama (cuando es capaz de reconocer, y no cuando se equivoca miserablemente) y aceptar el amor que se le ofrece, es decir, responder al amor con amor. Eso hiciste tu. Respondiste con amor a la llamada del amor de tu esposo. Y porque viste amor y apreciaste el amor más que otras cosas, no lo rechazaste esperando otro mejor.


-- MERCEDES -- Y cuando mi amiga me dice eso, una sensación de tristeza me invade y me pongo a llorar.


-- PADRE HORACIO -- Eso nos pasa a todos por escuchar la voz de nuestro enemigo, en vez de la voz de Dios. La voz de Dios siempre nos da paz y alegría. La voz del demonio, inquietud, tormento y tristeza. Es una "prueba promocional" de lo que nos espera si logra arrastrarnos al infierno. ¿Y sos capaz de "comprar" esa tristeza que te dan a probar?


-- MERCEDES -- Leo cosas tan lindas en su blog, sobre amor esponsal, ¡David Criado hace unos comentarios tan lindos en el blog!, veo en mi parroquia matrimonios que descubren a Dios después de años de casados y “juntos” caminan hacia Dios...


-- PADRE HORACIO-- ¡Cuidado, cuidado! Que veo la tentación que te agarró… Primero que uno nunca sabe cómo es la intimidad de los matrimonios que parecen felices. Pero te lo concedo. Y Ojalá sean muchos esos matrimonios que dices, donde los dos tienen una capacidad doctrinal parecida, cualidades de expresión, labia, etc. etc. Pero ojo, y ahí te agarra la tentación, que esta comparación trae pegada a la cola: ¡También tú caminas junto con tu esposo hacia Dios! ¡Si caminan en lo que se prometieron ante Él ante el altar y si lo siguen cumpliendo a lo largo de los años!


-- MERCEDES -- Y yo me siento tan sola, tan estúpida, tan incomprendida “por el que necesito” que me comprenda.

 

- PADRE HORACIO -- ¿No te escucha tu marido cuando le abres tu alma? (Dejemos de lado ahora las quejas que tiene tu alma acerca de él, que más vale no lo mortifiques contándoselas) ¿No te oye, no te escucha? ¿No te trae el sueldo? ¿No te es fiel? ¿Y qué más puede hacer para verte feliz?


-- MERCEDES -- Me siento el burro que tira el carro de la familia, y aunque en muchos aspectos no es así, al serlo en la parte espiritual y educativa, me siento mal. Me pregunto ¿dónde yerro?


-- PADRE HORACIO -- ¡Pues justamente erras en la parte espiritual y educativa de la que te sientes la única responsable! Porque no conociendo la diferencia entre el modo de ser de varón y mujer, yerras pretendiendo que tu esposo sea tan locuaz como una amiga.


¿Sabes que tu tentación la he visto muchas veces en muchas buenas esposas de buenos maridos? Y es lo que te digo, Satanás quiere convertir a la amiga en enemiga, y pone defectos imaginarios allí donde solamente hay pena del pecado original, limitación de la naturaleza del varón, diferencia en el modo de ser. Y por no entenderlo, ellas no saben por dónde empezar para cambiar lo que es cambiable, cultivar lo que es cultivable, enseñar lo que el otro es capaz de aprender... y no insistir en cambiar lo que no es cambiable.


-- MERCEDES -- Cuando le hago a mi esposo algún comentario de alguna invitación o actividad apostólica, se levanta y se va... no me contesta nada.


-- PADRE HORACIO -- ¿No será que él te necesita “a ti”, y no a tus actividades apostólicas, ante las cuales se siente quizás despojado de la atención de su mujer, del tiempo de estar junto con su mujer? ¿No será que se siente acomplejado e inferior, porque no sabe ni puede despertar por él tu interés, que ve volcarse, en cambio, entusiastamente, empecinadamente, en esas actividades “apostólicas”, mientras el alma se le queda hambrienta de ti? A menudo le pasa al buen esposo que ni él mismo es capaz de ver en el espejo de su inteligencia ese sentimiento tan recóndito y oculto, tan reprimido y sepultado, del que quizás se sentiría culpable y avergonzado, y que por eso mismo, tampoco logra decirlo. O no se atreve, porque no quiere herirte.


-- MERCEDES -- Y bueno, entonces no sé que hacer... antes dejaba pasar y hacía como si nada... y nada cambió durante años. Desde hace unos días probé a cambiar de táctica: sólo le hablo lo necesario, ningún comentario, nada de demostraciones de cariño, sólo lo necesario de buena educación... ¡para que él se dé cuenta cómo me lastima su actitud! ¡Lo doloroso que es para mí!


-- PADRE HORACIO -- Es lógico. Es la lógica de la tentación de Satanás que te lleva en la dirección que el demonio pretende. Te lleva a regatearle lo que él más desea. Lo que, por conseguirlo, compra a precio de acompañarte en tus hazañas apostólicas, como un escudero a sueldo de tu amor.


-- MERCEDES -- Entonces él me pide perdón por su manera de ser (me explica que su corazón se cierra y que no le sale nada), llora... pero hasta ahora nada cambia.


-- PADRE HORACIO -- ¡Lo que no cambia es tu corazón de piedra, o la oscuridad de tu inteligencia, que no ve lo que salta a los ojos!


-- MERCEDES -- Yo lo perdono


-- PADRE HORACIO -- por un momento vence en ti la gracia del sacramento y de tu ministerio esponsal, el consejo del Espíritu Santo, el reproche de la conciencia que despierta el Ángel guardián, oponiéndose a la voz de Satanás. Pero eso, gracias al ministerio de tu esposo, porque, por un momento él deja asomar en su conducta, en su actitud, la confesión muda de algo de lo que siente y necesita, la imploración silenciosa de su alma sedienta de tu atención, de tu amistad, de tu cercanía, que él no sabe amarrar a sí, desde la mudez de su alma silenciosa y honda... que tú exiges sea locuaz o charlatana....


-- MERCEDES -- Yo lo perdono (antes que me lo pida). Vuelve todo a la "normalidad" en nuestra relación, pero dentro de mí crece una feísima sensación


-- PADRE HORACIO -- Sí, claro que crece, y crecerá cada vez más, porque la tentación no sentida y no resistida, se agiganta como un cáncer del alma.


-- MERCEDES -– Una feísima sensación: "él nunca nada va a cambiar, vas a llegar vieja con él pero sola", "nunca vas a poder tener un diálogo profundo con él", "a él nunca le va a interesar lo que vos te interesa"


-- PADRE HORACIO -- ¿No te das cuenta que son las voces que te sopla al oído Satanás? Son como flechas o arpones con que te traspasa el alma, y si te descuidas te mata el amor, como se ve por lo que dices a continuación:


-- MERCEDES -- ... Y tengo miedo de dejar de creer en su amor, dejar de amarlo, de traicionar a Dios por querer un exceso de bien. Dígame, padre, ¿pedir diálogo en pareja es exceso de bien?.


-- PADRE HORACIO -- ¡Eso, eso! ¡Muy bien definido! ¡Un exceso de bien! A los buenos Satanás no los tienta con males, los tienta con bienes, pero que exigen el sacrificio de los verdaderos bienes. Y luego dudas y me preguntas “pedir diálogo en pareja es exceso de bien?” ¿Pedirle al mudo que hable es la manera de entablar el diálogo con el mudo? ¿O habrá que ponerse a aprender su sistema de señas? ¿No habrá que aguzar el oído del corazón, para escuchar, o adivinar, lo que otro corazón no se atreve a decir? Quizás porque lo ha intentado dar a entender por señas sin lograrlo? Quizás por no dominar el idioma del otro?


-- MERCEDES -- Muchas veces siento que hago de madre de mi esposo, porque él reza si yo rezo, va a reuniones si lo invito, se confiesa si se lo pido...


-- PADRE HORACIO -- Bueno, supongamos que lo hace por no desagradarte, porque teme perderte, porque te necesita, porque recibe algo de ti, de lo que no puede prescindir, porque espera y desearía recibir otras cosas de ti, que ni siquiera acierta a saber bien qué son, que no sabe, o no se atreve a pedir...


-- MERCEDES -- En fin, no lo siento como una ayuda.


-- PADRE HORACIO -- Esta frase es bien claramente opuesta a la revelación bíblica. Y diría que es la frase que, casi al final de tu mensaje, me hizo encabezar esta respuesta como lo hice. “No es Adán para Eva. Eva es para Adán”. Ese es el orden y la intención de Dios creador. Bien se ve que esa frase tuya no es tuya sino que te la sopla el Enemigo, de Dios y tuyo. ¡No! No creó Dios a Adán como una ayuda para su mujer sino a Eva como un auxilio, una ayuda para Adán. No está tu esposo destinado por Dios a remediar tu soledad, de la que tanto lloras y te afliges, sino que el plan de Dios es lo opuesto a lo que a todas luces te está sugiriendo y diciendo Satanás, y lo que te está haciendo vivir como un tormento. A todas luces es él -digo-, porque es todo lo contrario de la intención de Dios!!!!!!!!!!!!!!!!


-- MERCEDES -- Varias veces le he dicho que él no es solamente el "proveedor de la casa". ¿O es que debo dejar el manejo de la casa y que se arregle él solo?


-- PADRE HORACIO -- Él es como Adán el que gana el pan con el sudor de su frente y lo pone en la mesa de los que ama, amasado con su sudor y su soledad, con sus largas y aburridas horas atrás del timón, solo y sin quien hablar en su timonera, pasando siempre ante las mismas costas del río.


-- MERCEDES -- A veces me dan ganas de ir a hablar con mi párroco y decirle que no voy a trabajar más en la parroquia,


-- PADRE HORACIO -- Quizás si descubrieras que el "ministerio" que Dios te ha confiado en virtud de un "sacramento", el matrimonio es que te ocupes de ese hombre al que te destinó como ayuda y auxilio, para que el amor de Dios pasara hacia él a través de ti y en forma de amor de esposa, si descubrieras la felicidad de empeñarte totalmente en este ministerio santo, sacrosanto, ya no tendrías más ganas de "otros apostolados" que no te asigna Dios sino los hombres, o tú...


-- MERCEDES -- que me voy a limitar a ir a misa, o dar catequesis, o cosas que yo pueda hacer sola, y él "que joda"...


-- PADRE HORACIO -- ¿Y el matrimonio? ¿Dónde queda? ¿Es religioso? ¿Es de Iglesia? ¿¡Viste, viste que tengo razón!? ¿Viste que para ti, el sacramento del matrimonio no cuenta como algo religioso, apostólico, misional, como una misión del Padre para tí, exclusivamente, y que nadie en tu lugar puede desempeñar? No cuenta lo que para Dios cuenta más. Porque ninguna de las demás cosas que enumeras, salvo la misa, es un sacramento como lo es el matrimonio. Los fieles están desorientados.


-- MERCEDES -- PERO NO PUEDO HACERLO, siento que entonces lo estaría abandonando, y esa tensión es permanente:


-- PADRE HORACIO -- Eso te lo da a sentir y entender misericordiosamente el Ángel de la Guarda, el Espíritu Santo, y la gracia del ministerio que tienes como esposa, y ¡que te haría plenamente asumir en su verdad grandiosa! ¡Cómo verías florecer la gracia en tu esposo si te dedicaras más exclusiva o prioritariamente de ser esposa-ministro-de Dios, no esposa fregona, ni esposa yo qué sé qué! Pero eso nadie lo está enseñando, no te culpo.


-- MERCEDES -- Siento que estoy trabajando (en la parroquia) en lo que no debo


-- PADRE HORACIO -- En esto has dicho buena parte de verdad, porque en la parroquia no estás trabajando en tu ministerio esponsal, que es ser la amiga de tu esposo...


-- MERCEDES -- Porque somos una des-pareja, pero a la vez es lo que, me parece necesario, más necesario para nosotros.


-- PADRE HORACIO -- Al final siempre triunfa la gracia. Y esta vez también triunfó en ti. Al final, venías, por ti misma, guiada por el Espíritu Santo, que es Espiritu de Amor en la Verdad, como dice el Papa en su última Encíclica, a estar plenamente de acuerdo con lo que te he venido diciendo


-- MERCEDES -- ¿Usted qué me dice padre? Su hija, Mercedes


-- PADRE HORACIO -– Resumiéndote lo que he ido intercalando en rojo como respuesta a tu consulta, te digo que pido al Padre que quiera defenderte de ese demonio, y te permita descubrir la bienaventuranza de tu ministerio de esposa de "ése hijo de Dios" que te han confiado, para quien eres creada, para quien has sido hecha mejor y más perfecta... pero por lo mismo más odiada por Satanás y más susceptible de ser engañada por Él

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Autorización


Querida Hija:

Tu carta pinta tan bien y de cuerpo entero una tentación muy común del demonio a las buenas esposas de buenos esposos, que sería muy provechoso que me dieras permiso para usarla cambiando todo: los nombres de los personajes, motivos de la tentación, lugares, y todas las circunstancias. Quedaría irreconocible y te la mandaría todavía para que la vieras antes por si te parece que hay que cambiar algo más para hacer todo irreconocible.

Querido Padre:

úsela usted como quiera. La tranquilidad que trajo a mi vida su consejo (hace rato que tenía esas tentaciones, aunque nunca tan fuerte como cuando le escribí), no tiene precio... y si eso le sirve a alguien más... úselo nomás. Y hágalo de la manera que usted crea mejor.
Su hija

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